lunes, 28 de mayo de 2007

Visita al Museo del 20 de Julio (27 de Mayo)

El domingo pasado me dirigí al Museo del 20 de Julio, perdon, al Museo de la Independencia, ya que una vez allá me aclararon que ese es el nuevo nombre del famoso museo en la famosa casa del Florero. Ahora, tenía muchas perspectivas sobre mi visita: en varias ocasiones había visitado el Museo, un par de veces en compañía del mismo Daniel Castro su director, quien, aunque tiene ideas bastante buenas, me había contado algunos objetivos y perspectivas de su museo. Por ejemplo, el Museo esta plenamente consciente de que es fundamental en la celebración del bicentenario y, supuestamente, pretende que sus colecciones reflejen esta inquietud; de igual manera tiene una perspectiva de "museo en construcción", en la cual, los visitantes y el público en general participan activamente en el mejoramiento del museo.

Pero el panorama del domingo fue muy diferente y me permito enunciar por partes todo cuanto tuve el infortunio de encontrar:

1. Los famosos pendones en la parte de afuera (si, los mismos que Paula no terminó de leer por cansancio). En realidad son 10. Pero ¡Oh Sorpresa! habían otros tres el domingo (ocupando casi toda la verja, por poco y hacen un pendón sobre los tamales de la Puerta Falsa). Lo interesante del asunto es que absolutamente nadie los lee, y paradójicamente la fila la hacen al lado contrario de donde estan los pendones (el caso contrario obligaría, por pura ociosidad, a leer los pendones entre quienes esperan una chance para entrar). En la media hora que me duré leyendolos (y no porque sea un lector lento, sino por la dificultad entre lo pequeño de la letra, los transeuntes que se atraviesan y el infame viento que los ondea sin cesar) encontré mínima información sobre el hecho de la independencia; en cambio, encontré grandes cantidades de información sobre el estado, el gobierno, la constitución (como concepto, no la de Colombia), la revolución (tambien el concepto) y otros términos del argót constitucional, todos empotrados entre fotos de un documento que parece ser (no esta confirmado) un fascimil del acta de independencia. No se que pensar al respecto, estoy seguro que a muy poca gente le interesa el asunto de quienes transitan por esa calle, yo esperaría algo de información sobre el Grito de Independencia, la Campaña Libertadora, o cosas por el estilo, que si bien incrementan los clichés por lo menos no trata a los transeuntes como completos ignorantes al enseñarles (con tono paternalista) "señores, esto es una constitución, esto es una revolución...". Los otros 3, pero en especial el último llamaron mi atención: uno de ellos hablaba sobre el Acta de Independencia (la obra de arte, no el acta como tal), el segundo sobre la celebración del Centenario (paradójicamente el asunto se centró el los monumentos arquitectónicos hechos por esa fecha) y el tercero ¡hablaba sobre el bicentenario! No, en realidad no decía nada, solo que el museo estaba comprometido, que buscaba nuevas perspectivas y esas vainas, pensé que adentro encontraría tal información.

2. La Guía. En realidad no hubo guia. Entiendo perfectamente que ante tal cantidad de gente una sola persona no puede atender todas las necesidades de un público ávido de conocimiento patrio, pero hubiera preferido que no se me hubiera gritado una introducción mas basta a la historia nacional: "Aqui empieza la patria" fue una de sus frases más celebres, junto con "si sus niños tienen tarea el museo vende un folleto a 1000", "lo que se rompió NO fue un florero, fue la base de un florero", entre otras. La verdad el asunto me dejó muy molesto, pero me aventuré a aclarar mis dudas con los textos de las salas o los retazos de informacion que uno encuentra en los museos cuando uno no tiene ni la más remota idea de que esta hablando el recinto. Muy a mi pesar no los había (solo en el caso de la exposicion temporal (y anacrónica) del tecumbre de un oratorio en un casa santafereña en la época colonial). En cambio encontré una maraña de chucherías, algunas muy bonitas por cierto, sin guión, sin explicación sin nada. Dudo sinceramente que la guía me las hubiera aclarado.

3. Las piezas y las colecciones del Museo (o como me gusta llamarlo El ajuar de los próceres). La verdad trataré de no decir mucho sobre este tema, igual no hay mucho que decir. Museográficamente el museo es un desastre y que pena pero el problema no es de piezas sino de discurso. Las piezas no interesan mucho porque en últimas son símbolos, pero paradójicamente este Museo tiene una excelente coleccion de camisas, pantalones, chupas, sombreros, zapatos, hebillas con los cuales se podría hacer un análisis de la vestimenta de la época, los estilos o el comportamiento social, pero no, el museo pretende que las chaparreras de Bolivar hablen por si solas, lo cual es imposible. El punto es que no hay un guión que cohesione por lo menos algo, hay que entender, el Museo de la Independencia NO es un museo de arte, donde el espectador se hace una idea subjetiva de lo que observa, es un museo histórico donde a los visitantes se les enseña, de una u otra manera y se abren nuevas perspectivas investigativas, pero el museo es un anticuario muerto (excepto en muy contadas excepciones donde algun genio(a) puso uno que otro comentario pertinente).

4. Perspectivas finales. Creo que tenemos que hacer algo con este museo, proponerle nuevas perspectivas, nuevas maneras de participación; al museo le falta investigación y el tiempo se acaba. Yo creo que este museo no alcanza a comprender lo importante que resulta un buen discurso por estas fechas, y aunque esta consciente del bicentenario no tiene propuestas (que yo sepa, o mejor, que la gente sepa) al respecto. Escuchando y charlando con gente dentro del museo supe que no era el único perdido, a la gente le gustan mucho las piezas, y la casa es lo más de bonita pero cuando les pregunté sobre la Independencia y si el museo daba cuenta o no de ella, me respondieron que definitivamente no, o no directamente, que la mayoría de las veces la gente contrasta lo que sabe (lo que le enseñaron en el colegio o los papas) y que el museo debería ponerlo en escena, aclarar esos halos misteriosos que siempre cubren al 20 de julio. ¿Si se llama museo de la Independencia porque no tiene nada explicativo sobre el 7 de agosto, hay un museo del 7 agosto? Me preguntó una pareja que se veia realmente molesta (despues de que les pregunté, menos mal no pagaron entrada). Una niña, despues de ver por mas de 15 minutos la pared de La Pola en la sala de las heroinas (el nombre sorprende por la desfachatez), me preguntó que quien era La Pola y porque la habían matado, le conté lo que sabía como historiador y despues se preguntó porque esa información no estaba ahí. En una sala hay una espectacular pintura que no tiene ficha, fecha, autor, ni nada, que se llama (el título estaba en la pintura misma) La India de la Independencia, en la que sale una mujer indígena pisando un cocodrilo... La pintura, creanme, es increible, es espectacular, y es extremendamente diciente SI el museo se preocupara por poner en contexto y contarle a la gente porqué se utilizó esta iconografía.

Ahi les dejo mi posicion sobre el asunto, no todo fue malo. La expocision temporal vale la pena verla (aunque no confien en los textos, no es una ivestigacion juiciosa, es mas bien apresurada). Y los retratos de Bolivar y Santander en la sala con sus propios nombres (paradójicamente son los únicos retratos de los dos en todo el museo) son exactamente los que buscábamos, con Bolivar morocho y con gran mostacho y Santander... tienen que verlo, es el Santander que uno no recuerda. Espero muchos comentarios o propuestas.

Nos vemos el jueves!

sábado, 19 de mayo de 2007

El Bicentenario por Eduardo Posada Carbó

Ahora que estamos definiendo una agenda de trabajo, aporto este texto del historiador colombiano Eduardo Posada Carbó. Presenta una serie de textos de una novísima historiografía que según el ha cambiado el panorama sobre la independencia. Textos a tener en cuenta.

Vínculo al texto El Bicentenario por Eduardo Posada Carbó

El Bicentenario por Eduardo Posada Carbó

El Bicentenario por Eduardo Posada Carbó

Ahora que estamos definiendo una agenda de trabajo, aporto este texto del historiador colombiano Eduardo Posada Carbó. Presenta una serie de textos de una novísima historiografía que según el ha cambiado el panorama sobre la independencia. Textos a tener en cuenta.

viernes, 18 de mayo de 2007

La revolución de los comuneros Siglo XIX

Aunque ayer llegué tarde a la presentación de los proyectos individuales, quisiera hacer un post corto señalando mi propuesta de trabajo. El título "La revolución de los comuneros siglo XIX" hace referencia a una reunión que tuvieron los miembros del colectivo creative commons (Comunes creativos) en la ciudad de Bucaramanga. Siguiendo la filosofía que acompaña a está postura, mi propuesta se fundamenta en la creación de contenidos de libre distribución sobre el bicentenario. Me parece que una herramienta como la wikipedia es un espacio de intervención, en donde se puede posicionar un conocimiento académico para su libre uso por parte de los usuarios de internet. Pienso que ese acceso, si bien se restringe por causa del acceso a esta, puede después volverse material; puede ser impreso y distribuido. La idea es que si se crea un subgrupo, podamos discutir los elementos que constituyen la escritura de la independencia en los textos escolares.

Para finalizar quiero dejar registradas las siguientes respuestas del profesor Daniel Link en una entrevista sobre internet y la academia

—¿Proyecta volver a escribir libros de texto escolares?

—Son los únicos libros que tiene sentido escribir. Sólo que ahora, con internet, tal vez sea un trabajo innecesario.

—¿Por qué?

—Porque si el modelo de libro escolar son la enciclopedia y el manual, internet ofrece precisamente eso: una enciclopedia infinita y un manual en perpetua transformación. Como herramienta de investigación y docencia, internet es hoy insoslayable. No debería haber una sola biblioteca escolar que no estuviera conectada a la red.

Me adhiero a esta propuesta, y me adhiero sobretodo a promover la participación de estudiantes y profesores tanto de colegios públicos como privados para realizar esta labor.

miércoles, 9 de mayo de 2007



Ayer en la tarde, gracias a Esteban Cruz, estuve visitando el cementerio de Bosa. Pero no fuimos solos, estuvimos acompañados por dos guias del proyecto Misión Bogotá.
La idea de Esteban y sus colaboradores es levantar la historia del cementerio a partir de entrevistas a las personas que acuden a él y a partir de cuyos testimonios se reconstruyen las historias de los habitantes del barrio.
El levantamiento de la información (con diario de campo, entrevista, análisis de la información)es realizada por las guías, en este caso dos mujeres adultas, una de ellas desplazada del Tolima y la otra madre soltera.
LLovía, compramos una sombrilla.
El cementerio, el proyecto, el análisis de la iconografía de las tumbas, la presencia de muertos de principios del siglo XX con tumbas cuidadas aún con esmero por sus descendientes, los apellidos indígenas en las tumbas de las familias más prestantes, más numerosas, el orgullo indígena, la mazamorra y el pescar en el rio tunjuelo como recuerdos de prácticas funerarias del pasado...

Esteban me ilustró sobre Misión Bogotá y yo quedé sorprendida. No solo son proyectos interesantes sino que han logrado espacios de interacción donde realmente se fomenta el trabajo conjunto, la tolerancia y la convivencia con el otro, diferente, enemigo en otros escenarios, colega mientras recorren las calles en sus chaquetas amarillas.
El proyecto de recuperación de memoria a partir del trabajo de los guías posibilita la construcción de las historias que cuenta la gente y djando de lado las pretenciones de verdad y objetividad permite acceder a las formas como se conoce el pasado, a los contenidos que merecen ser recordados y que hacen parte de las estrategias culturales mediante las cuales la gente (ellos, otros, nosotros, todos)vivimos eso que llamamos historia.

No solo es una visita mia. Es la posibilidad de trabajo conjunto con Misión Bogotá, de aprender un poco de la experiencia en recolección de memorias que ellos han venido realizando, es la opción de buscar estrategias de método y aproximación para las etnografías bicentenarias.

martes, 8 de mayo de 2007

'Memorias Cachacas', el programa más escuchado en la programación especial de Javeriana el 1 de mayo

En esta nota del tiempouniversitario se habla de un grupo de comunicadores sociales que desarrolla el proyecto laboratorio de radio. ¿No sería un buen aliado para el bligcentenario?

Santiago Reyes y los 50 dias que cambiaron la historia de Colombia

Santiago me envió el siguiente post para su aprobación. Pasa de una a la bitácora:


Situación curiosa:

Pareciera unos de esos “recuerdos inutiles”, pero ahora que trabajamos sobre la celebración de una “independiencia”, creo que esta situación ahora pasa a primer plano. Vamos a ver que piensan uds.

Hace algunos años, me encontraba en la biblioteca Luis Angel Arango haciendo una consulta. Mientras esperaba a que saliera mi pedido, me dirigí a la sección de revistas en la hemeroteca para pasar el tiempo. (alla hay un stand con ediciones recientes de las revistas colombianas)

Recuerdo que esa vez me quedé mirando por encima una edición especial de la revista SEMANA, con el titulo una edición especial sobre los “50 dias que cambiaron la historia de Colombia”, donde sintetizaban algo más de 500 años de historia en 50 dias, reuniendo diversos articulos sencillos hechos por historiadores y periodistas. (de pronto algunos de ustedes la recuerden)

Bueno, el caso es que mientras hojeo la revista (en estado deplorable) llego al articulo que hace referencia al 20 de julio de 1810, que si no estoy equivocado tiene un titulo algo así cómo “Abajo el Imperio”. Nada raro, pero me sorprendo cuando veo que al lado del titulo hay unos rayones hechos con esfero que dicen: “Abajo el imperio español….. y bienvenido el imperio norteamericano”. … ¿? ¿ah?

Luego de una risa silenciosa, como dato curioso recuerdo vagamente que habia un numero telefonico escrito al lado de quien parece ser era el que escribió aquel simpatico grafitti historico. (esto lo dudo, de pronto estaba anotando un telefono jejeje, uno no sabe!)

En aquel tiempo era bastante susceptible a los acertijos y enigmas codificados, por tanto no anoté el numero. Vi el reloj y fui a recoger mis libros de consulta. Ahí quedó la cosa.

Pocos años despues, cuando veo que empezamos una discusión sobre la celebración de la llamada “independiencia de Colombia” recuerdo este incidente con algo de ironia y me pone a pensar si de verdad, verdad Colombia ha vivido un verdadero proceso de independencia. Se que esto es algo que puede parecer demasiado ortodoxo o revisionista pero pues: ¿Ustedes qué opinan?.

¿Creen que este tipo de comentarios pueden enriquecer el trabajo de “etnografia” que nos espera?. ¿Qué tipo de “Independencia” creen ustedes, existe en el imaginario cotidiano de los colombianos?

Gracias

Att

Santiago Re.

Ya envio mis comentarios al respecto...

lunes, 7 de mayo de 2007

Carolina Boada sobre etnografía del Estado

Como reporte de su participación en la conferencia Etnografía del estado y definición del campo político en contextos de ilegalidad Carolina nos comenta lo siguiente:

Entre las posibilidades de trabajo de nuestro nuevo grupo se contempló la etnografía como un medio para acceder a diversas opiniones. En los últimos días se
han realizado una serie de conferencias que piensan la etnografía desde diferentes ángulos, hoy hubo una dictada por Ingrid Bolívar y María Clemencia Ramírez
(Etnografía del estado y definición del campo político en contextos de ilegalidad) que me permite ver la importancia del método etnográfico en la investigación
social. Lo fundamental de la etnografía es que se vuelve nuestro puente con la realidad, porque permite aproximarnos a una gama diversa de percepciones que se
tienen sobre el sentido de la celebración del bicentenario. Si bien es importante para nosotros (como grupo N.N) saber en dónde estamos parados y cuál es nuestra posición frente al tema, creo que podemos encontrar algunas respuestas estableciendo una relación de doble vía, en la cual se trabaje de manera interna (teorizando, pintando, etc) con participación activa de las percepciones que vienen “desde afuera”.

Me parece pertinente tener en cuenta el asunto de la etnografía, y no a largo plazo, para poder hacer un diagnóstico de la realidad presente, y no pensándola
como unidad, sino más bien como un entramado que debería ser estudiado desde diversos ángulos.

Gracias a Carolina por su colaboración, y espero que en próximos post sea ella quien ya pueda publicar directamente.

Que conmemorar y Cuando en Internet

Como ustedes recordarán en la última reunión hablamos de los eventos que ya ha realizado la comisión Jose Manuel Restrepo. En el Espectador reseñaron el evento, aunque como se podrán dar cuenta parece que mezclaron algunas cosas del evento con lo que está en la cartilla. Por otro lado, está este post del blog Equinoxio en el cual se plantean elementos interesantes.

En cuanto a la blogosfera. Como ustedes pueden darse cuenta algunos de los miembros del grupo tienen sus propios blog. Creo que es interesante que entre nosotros nos leamos y nos comentemos. Quienes quieran que su blog haga parte del feevy que aparece aquí, no duden en enviarnos la dirección de su blog para incluirlo.

viernes, 4 de mayo de 2007

Museo Virtual de la historieta colombiana



La facultad de Artes de la Universidad Nacional tiene un portal muy bueno sobre la historieta en Colombia. No más revisándolo aparecen cosas muy interesantes. En especial, la imagen que acompaña este post. Corresponde a la historieta Bolívar de los hermanos Sierra, publicada en los 80. La cuestión es que hay una gran producción gráfica de Bolívar... bueno.... en la youtusfera o como le puso Paula encontré esto

Hobsbawn: “Los historiadores somos la primera línea defensiva contra el avance de los mitos nacionalistas peligrosos”

El choloblog publicó hace tiempo un post que recoge una entrevista hecha por el país de España al historiador británico Eric Hobsbawn. Esta en nuestro plan de lecturas. Iniciamos asi nuestra labor periodística alrededor de los temas sobre los usos políticos de la memoria.

Por cierto, vale la pena revisar el sitio cholonautas. Es uno de los mejores sitios web de ciencias sociales en América Latina. Por ejemplo, miren la biblioteca virtual y busquen por memoria.

Relanzamiento

A propósito de la reunión de hoy, hemos vuelto a tomar la idea de la escritura colectiva en una wiki. Para quienes tal vez no les suene conocido, se trata de la filosofia que esta detrás del proyecto wikipedia, y que se fundamenta en la idea de publicar facilmente contenidos en internet.

Queremos que los trabajos relacionados con el bicentenario o centenario, asi como en los que hayan propuesto un acercamiento a conceptos como independencia, nación, identidad (siguiendo la propuesta de Lucas) salgan de los anaqueles como dice paula, y sean visibles para todos nosotros. Yo aporté ya un texto, que está en la sección de ensayos, mientras que Rigoberto ya nos había dado dos reseñas sobre la cartilla que nos propusimos leer.

recuerden... si quieren enviar un correo a todos los miembros del grupo: catedracolombia200@googlegroups.com

la wiki
http://bligcentenario.wikispaces.com/ (teniamos otro dominio antes, pero al parecer aqui funciona mejor)

el blog
http://bligcentenario.blogspot.com/

la página oficial de la cátedra oficial
http://catedracolombia200.googlepages.com/

jueves, 3 de mayo de 2007

El sentido de las celebraciones de la independencia

Rigoberto Rueda Santos, comentario de lectura Medófilo Medina. “El sentido de las celebraciones de la independencia”, en Bicentenario ¿Qué celebrar?. Comité Bicentenario, 2007

Medófilo Medina promete desde el titulo de su texto una reflexión acerca del sentido de las celebraciones de la independencia. Y en efecto, la primera parte de su artículo parece tener ese propósito. No creo que logre exhaustivamente tal objetivo, pero deja anotadas varias puntadas. En primer lugar, que tales celebraciones “siempre se relacionan con las preocupaciones centrales en el momento en que se producen” . Esto es evidente en el caso del primer centenario, atravesado por la herencia de la guerra de los mil días y la separación de Panamá, y creo, desde luego, que la idea puede extenderse hacia nuestro proyectado bicentenario. Un segundo aspecto que destaco es el que las celebraciones dejan lo que Medófilo llama una “huella historiográfica”. Huella no solo variada sino divergente, en tanto las celebraciones constituyen la oportunidad de que se expresen las corrientes que se disputan incidir o posesionarse como el relato nacional. En ambos sentidos, como expresión de “las preocupaciones centrales del momento” y como ocasión de producción historiográfica explícitamente intencionada, toda celebración es eminentemente política, interpela al poder de turno.
Aunque sucinto, y seguramente insuficiente, rescato el “balance” historiográfico que presenta Medina. Los 150 años desde la Independencia dieron lugar a diversas visiones del pasado nacional, desde la apología patriótica e hispanista con su afán por construir héroes, pasando por la corrientes “revisionistas” conservadora, militante y nostálgica del pasado colonial, y la liberal de izquierda, con su incorporación de los sectores sociales antes excluidos de las explicaciones históricas, hasta las marxistas, con un desigual aporte y de las que Medina reciente la ausencia de trabajo con fuentes nuevas a las de las corrientes tradicionales .
Explicado, entre otras, por la falta de un desarrollo profesional de la historiografía como disciplina, el centenario produjo una memoria oficial de la nación, menos contestada, menos polémica, inscrita en los cánones patrióticos que heredaba del siglo XIX y en la que se siguieron formando los colombianos de la primera mitad del siglo XX, a partir de manuales escolares. Así, la interpretación de José Manuel Restrepo se perpetúo en dos vías: la obra de la Academia Colombiana de Historia y las continuas reediciones del libro de texto escrito por Henao y Arrubla quienes continuaban la impronta decimonónica: una historia orientada al pasado y centrada en el culto a las grandes personalidades . Y en cuanto al balance que Medina hace de la producción historiográfica del sesquicentenario vale la pena retener lo que él encuentra, con excepciones, como elemento común a toda ella: una “visión nihilista” que consideró que la independencia “no valió la pena, la explotación continuó, se crearon nuevas formas de independencia, etc.” .
Ante la certidumbre de que es inevitable que el tema de la celebración esté atravesado por intereses políticos, Medina propone a los historiadores una conducta de cara al segundo centenario que bien merece discusión: antes que actuar como representantes del verdadero conocimiento y pretender decir a los demás qué es lo que deben hacer, la actitud debería ser la de desnudar las trampas subyacentes al uso político de la construcción histórica. Identificar esas trampas es el necesario aporte del historiador, un aporte al “necesario conocimiento”. Puestos en situación “realista”, los historiadores, además, no deben suscribir cualquier celebración, sino “mantener una aproximación crítica a fin de ver que hay detrás de esto, señalado los diversos elementos y aciertos que a veces también hay en esas celebraciones” .
Medófilo termina con una propuesta de investigación: “el estudio de las condiciones históricas reales en que inician su vida independiente nuestros países y nuestros pueblos”. Esto es, la consideración de las condiciones reales sobre las que se emprendió la construcción de instituciones liberales por parte de las elites y contra las que chocó este discurso del deber ser, habida cuenta de “un desfase colosal, una asimetría tremenda entre objetivos, metas y las posibilidades reales con que se contaba”. Son entonces necesarios los trabajos que comparen los comienzos de la independencia con la etapa posterior, determinando de donde arrancó, con qué limitaciones, la construcción del estado nacional . En mi opinión, estas cuestiones están en dirección, ¡por fin!, a la pregunta por el qué celebrar. Y lo hace buscando superar las respuestas simplificadoras acerca del carácter de la Independencia, que es en lo que reside su valor.
Es precisamente el carácter de la Independencia lo que debe definirse a la hora de pensar en qué celebrar. En gran medida, las respuestas a la cuestión han sido dicotómicas: no hay nada que conmemorar, y por el contrario estamos en mora de una verdadera independencia, dada por ejemplo la continuidad económica y social de la colonia hasta bien entrado el siglo XIX o la situación neocolonial que mantiene el país hasta nuestros días; la otra postura, con sus variantes, concibe el 1810 como una ruptura política fundante del ser nacional. Las dos respuestas adolecen del mismo tipo de reduccionismo, aunque éste sea de signo contrario: ignoran las fluidas relaciones entre economía y política en su despliegue histórico .
El primer tipo de respuesta se etiqueta como “economicismo”. Desde esta interpretación, que enfatiza en la continuidad de los modos de producción y de las formaciones sociales, y en la permanencia de la dominación social colonial que perdura en las nuevas repúblicas, la independencia política de 1810-1830 no tuvo ningún significado histórico sustancial. De este modo, apunta Marco Palacios, la coyuntura de la independencia pasa desapercibida y el cambio político "queda sepultado bajo la gruesa capa de las estructuras sociales" .
La segunda clase de respuestas comparte la versión liberal que ignora toda relación entre los órdenes económico y político. Se trata, en su acepción más tradicional, de interpretaciones “voluntaristas”, que descansan en el tratamiento de sucesos o de personajes providenciales que deciden el curso de los acontecimientos.
Por el contrario, la propuesta de Medina evoca un texto de Palacios en el que plantea que para no tratar la independencia política como un "no pasa nada", debe considerarse lo que tiene de "ruptura neta e irreparable" con respecto a la época colonial. Lo que significa, analizar la Independencia "desde el ángulo de la especificidad de lo político, de la autonomía y eficacia relativa que las mentalidades, las ideologías y los proyectos sociales guardan en relación a la base material de la sociedad" . Al considerar la “especificidad de lo político”, sin dejar fuera de perspectiva lo económico pero considerando su relativa autonomía, Palacios propuso una lectura en la que no hay lugar ni a la sobredeterminación económica de los fenómenos políticos ni a las interpretaciones que ignora toda relación entre estos ámbitos. Las interrogantes de Medina quieren zanjar la dicotomía y abordar el carácter de la Independencia sin prejuicios reduccionistas y a partir de la investigación histórica.

Medófilo Medina. “El sentido de las celebraciones de la independencia”, en Bicentenario ¿Qué celebrar?. Comité Bicentenario, 2007, p.21
Medófilo Medina. “El sentido de las celebraciones de la independencia”, pp. 19-21
La "Historia de la Revolución de la República de Colombia", de José Manuel Restrepo, fue publicada inicialmente en 1827 y a lo largo del XIX tuvo otras ediciones. Alfonso Múnera ha señalado cómo la obra de Restrepo fijó los mitos fundacionales que han sido repetidos hasta hoy, e incluso aceptados tácitamente por muchos historiadores; para el desarrollo de su argumentación ver la “Introducción” del ya citado El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-1810). Para una lectura inicial sobre el papel de la Academia, Hans-Joaching König “Los caballeros andantes del patriotismo”, en Historia y Espacio N° 15. Jesús María Henao y Gerardo Arrubla publicaron su Historia de Colombia para la enseñanza secundaria en 1911, tras ganar un concurso auspiciado por la Academia de Historia.
Medófilo Medina. “El sentido de las celebraciones de la independencia”, p. 21
Medófilo Medina. “El sentido de las celebraciones de la independencia”, p. 22
Medófilo Medina. “El sentido de las celebraciones de la independencia”, p. 23-24
Oscar Oszlak. La formación del Estado argentino. Buenos Aires, editorial Belgrano, 1982, p.8
Marco Palacios. “La fragmentación regional de las clases dominantes en Colombia: Una perspectiva histórica”, en Estado y clases sociales en Colombia. Bogotá: Procultura, 1986, p. 88
Marco Palacios. “La fragmentación regional de las clases dominantes en Colombia: Una perspectiva histórica”, p.89

manifiesto 1.0

El objetivo general de nuestro grupo es entablar un diálogo entre la academia y la sociedad para promover la discusión colectiva sobre los Usos políticos de la memoria en el marco de la celebración del bicentenario de la independencia. Este diálogo debe promover la ampliación de los espacios de divulgación del conocimiento histórico, reconsiderando el lugar que tiene en la construcción de lo público.
Para alcanzar este objetivo, nos interesan explorar los aspectos teóricos y metodológicos que le dan sentido a una historia pública. Esto significa asumir críticamente los lugares de la memoria, los lugares de producción del conocimiento histórico y las articulaciones de estos espacios con la esfera política, social y cultural. Nuestros ámbitos de trabajo van desde los medios de comunicación, pasando por las escuelas, colegios y universidades hasta instituciones como los museos y los archivos.

Si bien está propuesta puede ser de largo alcance, y sobretodo, convocar muchos temas para discutir, lo cierto es que nuestro trabajo esta enmarcado en la celebración del bicentenario de la independencia de Colombia. Este énfasis, que no corresponde con la promoción y publicidad que pueden alcanzar trabajos que busquen la verdad tras la independencia, tiene que ver con la fundamentación crítica de elementos que estructuran dicha celebración. Hemos considerado que preguntas guías para nuestro grupo son las siguientes:

¿Por qué conmemorar?
¿A quién interesa celebrar el bicentenario?
¿Qué independencia celebrar?
¿Por qué enseñar la independencia?

Estas preguntas nos abren a propuestas de investigación e intervención muy diferentes a las aceptadas académicamente para promover el dialogo, como la etnografía, o para tener perspectivas amplias sobre el lugar de la memoria en la sociedad, como la psicología social, sino . No solo debemos tener en cuenta métodos también formas de divulgación ya sea en espacios existentes como museos, galerías, archivos así como en espacios que debamos construir.

Gran parte de la motivación esta en el desarrollo de propuestas virtuales. Sin embargo, nuestro mayor interés está en usar lo virtual como plataforma para propuestas que se desarrollen en espacios reales. Eso si, creemos que para fortalecer nuestra comunicación, para fomentar el diálogo y la opinión podemos utilizar herramientas que nos permitan crear colectivamente tanto las posturas como los objetos. En este sentido, vamos hacia una fundamentación de la historia como una construcción social que debe mantener un diálogo entre la academia y la sociedad, en un proceso en el cual ambos se sientan reconocidos. Este diálogo debe ser una extensión de nuestro proceso de construcción de conocimiento. Por una parte es una actividad que toma elementos de la formación en las aulas, pero que no busca reproducir las relaciones que en ellas se dan.

Finalmente buscamos fortalecer el posicionamiento del pensamiento crítico de los estudiantes y profesores frente a la investigación histórica y su lugar en la sociedad, de manera tal que el resultado de nuestro trabajo no sea cumplir con requisitos académicos, como la publicación de artículos, sino que por el contrario la producción de artículos sea una necesidad individual para mostrar lo importante que ha sido su construcción crítica alrededor de problemas. Si bien se respetan los usos que cada uno de los miembros haga de su participación, lo cierto es que desde el principio se debe reconocer que se trata de una creación colectiva en la cual hay un interés común que es el que permite la coordinación y la organización.

¿Cómo hacerlo?

Algunos elementos ya han sido expuestos en el apartado anterior. Sin embargo, como propuesta más formal queremos desarrollar el siguiente esquema de trabajo:

Aproximación teórica: Se trata de una discusión sobre lecturas que permiten abordar el problema tratado.
Aproximación metodológica: En esta sesión se propone considerar metodologías apropiadas para desarrollar un trabajo que pueda dar cuenta de propuestas surgidas de la aproximación teórica.
Creación de un producto: Trabajo en el cual se distribuyen roles y actividades en función de desarrollar el trabajo propuesto desde las aproximaciones teórica y metodológica.

Este esquema es el que ha sido pensado para comenzar a articular nuestro trabajo alrededor de problemas específicos tales como la historiografía de la independencia, los museos y la memoria. Para cada uno de esos temas se desarrollará un módulo con los elementos anteriormente expuestos.

En una primera etapa, realizaremos estos módulos en periodos cortos, con el fin de afianzar nuestras dinámicas de trabajo, nuestras herramientas teóricas y metodológicas, y así, proponer proyectos de mayor duración.

20 de julio, referente obligado y conmemoración legítima

Por Rigoberto Rueda Santos

comentario de lectura. Santiago Díaz Piedrahita. “20 de julio, referente obligado y conmemoración legítima”, en Bicentenario ¿Qué celebrar?. Comité Bicentenario, 2007

La ponencia de Santiago Díaz Piedrahita está dirigida a afirmar el 20 de julio como fecha conmemorativa. La legitimidad de esa fecha como la fecha de la Independencia la sustenta el autor en dos factores: la tradición y la ley. En efecto, la celebración de esa fecha comienza en 1813 cuando Antonio Nariño, entonces presidente de Cundinamarca, hace coincidir el 20 de julio de ese año como la ocasión para declarar la Independencia absoluta. Y justamente, aunque no es su propósito, el texto de Díaz Piedrahita hace evidente que desde entonces se trató de una celebración circunscrita a un ámbito local y administrativo muy definido: Cundinamarca y Bogotá. A esta lógica no escapa la ordenanza de 1842 que estableció el carácter nacional de la fiesta ni su conmemoración en 1849, que fue más bien una fiesta convocada para Bogota y su provincia. Lo que el texto no nos explica es la razón de que sea en un gobierno liberal, el de Manuel Murillo Toro, y en una etapa específica de la configuración estatal, cuando se adopta el 20 de julio como aniversario de la independencia nacional y se establece como día festivo. Solo hasta 1872, y la posterior sanción de la ley 60 de 1873, la fecha del 20 de julio aparece como un referente nacional.

Varios puntos de reflexión se desprenden del texto del Presidente de la Academia de Historia, que si bien no son el objeto de su exposición se hacen centrales para abordar el tema de la celebración del 20 de julio y el carácter de la Independencia.
La Junta Suprema de gobierno que se constituye en Bogotá el 20 de julio de 1810, no declaró la Independencia de España. Días después, el 23 de julio, la Junta expidió un bando que, en palabras de un contemporáneo de los hechos, “se redujo a mantener en toda su integridad la religión católica y los derechos de Fernando VII”, si bien contempló, al lado otras disposiciones particulares, la insistencia en “el amor a los buenos españoles” y a contener las manifestaciones populares enfatizando que “el pueblo hiciese sus pedimentos por medio del síndico procurador general” y no mediante su movilización.Sociedad Americana de Soldadura Por supuesto, en el interregno se dan cambios sustanciales: ya no hay Virrey ni Real Audiencia; pero a pesar de que la diferencia es significativa, Antonio Amar y Borbón, el exvirrey, es ahora el Presidente del nuevo gobierno.
Al plantear una continuidad entre las celebraciones en Cundinamarca y la oficialización, mediante ley en 1873, de la fecha del 20 de julio y del año de 1810 que buscaba establecer una referencia nacional, el señor Piedrahita en buena medida mantiene los presupuestos de lo que se ha llamado “la mitología nacional”. Me explico. Si se miran bien los términos en que se hacen las convocatorias de celebración de 1820 o 1842 que trascribe Piedrahita, lo que salta a la vista en ellas es justamente la ausencia de referencia nacional. De hecho, lo que se ilustra son las fiestas en Bogotá y sus alrededores, entre otras cosas bien diferenciadas socialmente: la recepción diplomática y el banquete, por un lado, y la fiesta popular, con bailes y corridas de toros, por el otro. Lo que subyace en esta lectura, al no advertir las inflexiones señaladas, es una “mitología” aceptada hasta hoy, pero construida en el siglo XIX, acerca de la nacionalidad y que Alfonso Múnera ha resumido en tres ideas básicas: 1. “la Nueva Granada era, al momento de la independencia, una unidad política cuya autoridad central gobernaba el virreinato desde Santa Fe”. 2. “la elite criolla dirigente de la Nueva Granada se levantó el 20 de julio de 1810 en contra del gobierno de España impulsada por los ideales de crear una nación independiente”; la posterior división entre criollos federalistas y centralistas llevó al fracaso la primera independencia; y 3. “la independencia de la Nueva Granada fue obra exclusiva de los criollos”; indios, negros y castas jugaron un papel pasivo bajo el mando de la elite dirigente o se aliaron con el Imperio .
Al contrario de los anteriores supuestos, nos ayuda a pensar el carácter de la Independencia, el tener presente que i. la unidad política y la nacionalidad que se pretenden no son un punto de partida, como presentes ya en el arranque de la vida republicana, sino procesos por configurar; y, ii. al estallar la independencia no hubo una elite criolla con un proyecto nacional, sino varias elites regionales con proyectos diferentes . Dicho de otra manera: tal como hoy lo concebimos, ni la republica de Colombia ni los colombianos existen a la altura de 1810.
Otro de los problemas que ronda la ponencia que estamos comentando es el de la participación popular. En versión de Piedrahita, el “selecto grupo de ilustrados” que asume la rebelión el día 20, condujo hábilmente al pueblo a través de arengas para promover su apoyo a la solicitud de cabildo abierto. Tenemos entonces, que el pueblo tan solo es conducido y, a lo sumo, se busca su apoyo, y lo cierto es que el acta de independencia no fue firmada por ningún líder popular, “pues no los había”. Poco a poco, la población de Bogotá y sus alrededores “fue tomando conciencia de los hechos y se hizo partícipe de la Independencia absoluta” . Al contrario del carácter políticamente pasivo que sigue atribuyéndose a los sectores populares a lo largo del proceso de la independencia, hay ahora mucho interés de parte de los historiadores por conocer sus propios proyectos e intereses, en el entendido de que las clases subordinadas tuvieron una participación decisiva.
Finalmente, Piedrahita deja sin tratar el tema de Qué celebrar. Para él es suficiente la legitimidad de la fecha que se desprende de una tradición de eventos oficiales a lo largo del siglo XIX, que rematan en sanción legislativa; en cambio, si deja una señal interesante para la consideración del otro problema implícito: el de Cuando celebrar. Al mencionarse el debate suscitado en la prensa bogotana a propósito de la celebración gubernamental de 1872, queda claro que se dieron interpretaciones divergentes . Miguel Antonio Caro, consideraba que era un error dar al 20 de julio el carácter de aniversario de la independencia y prefería el 16 de julio dado que en aquella fecha se había declarado la independencia absoluta por parte del Congreso de Cundinamarca. Piedrahita, quien lo plantea como una simple discusión entre dos periódicos bogotanos, no desarrolla el debate y simplemente nos entera de que la posición contraria a la de Caro “triunfó”, sin que sean claras las condiciones de tal “victoria”, la que sin duda no pasaba sencillamente por la argumentación histórica y la razón.

José María Caballero. Diario de la patria boba. Bogotá, Incunables, 1986, p. 71
Alfonso Múnera. El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-1810). Banco de la República / Áncora editores. Bogotá, 1998.
Alfonso Múnera. El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-1810), pp. 18-19
Santiago Díaz Piedrahita. “20 de julio, referente obligado y conmemoración legítima”, en Bicentenario ¿Qué celebrar?. Comité Bicentenario, 2007, p.9.
Santiago Díaz Piedrahita. “20 de julio, referente obligado y conmemoración legítima”, p. 14

miércoles, 2 de mayo de 2007

Proxima reunion

Cuelgo este mensaje, aun cuando ya ha circulado la información por la lista de catedracolombia200, por si acaso hay algún visitante del blig que esté interesado en acompañarnos:

Hola tod@s:
La próxima reunión del grupo se realizará el JUEVES 3
DE MAYO A LAS 6 PM en la sala de profesores de la
facultad del cuarto piso. Para quien no sepa donde es
puede llegar a la of. 424.

El orden de día:

1. Propuesta acerca del sentido del grupo, objetivos y
perspectivas (Rigoberto, Fabián y Paula)
2. Discusión de la cartilla "¿Qué conmemorar?" del
Grupo Bicentenario. (Para quienes no la tengan está
disponible en la fotocopiadora la Unión).
3. Propuestas e ideas por parte de los asistentes
(p.a: Julián Galvis, Carolina Boada)
4. Varios
5. Programación siguiente lectura, siguiente reunión